domingo, agosto 20, 2006

FRENTE NACIONAL, AÚN NO TERMINA

Por: Miguel Montes Camacho

El período conocido en la historia de Colombia como el Frente Nacional, fue un hecho sin precedentes que marcaría y cambiaría definitivamente el rumbo del país. Este lapso ha sido denominado por algunos como “el lunar negro” de la vida política colombiana y para entenderlo tenemos que remontarnos diez años atrás, y llegar hasta la época denominada la "Violencia", que comenzó en 1948 y originó una gran ruptura entre los tejidos políticos y sociales del país.

El asesinato en 1948 del aspirante liberal a la presidencia, Jorge Eliécer Gaitán, desencadenó en todo el territorio nacional una encarnizada lucha bipartidista. Los liberales tomaron las armas para combatir y oponerse al gobierno conservador que logró sostenerse durante 9 años. Los conservadores, por su parte, buscaron disuadir a los adeptos del partido liberal, ya que como mayoría, podrían llegar a ganar la elecciones alcanzar el poder pero al no lograr su propósito, decidieron aniquilarlos físicamente usando la violencia, para lograr así convertir al partido conservador en un partido de mayorías.

El conflicto que inicialmente se produjo en Bogotá fue creciendo a pasos agigantados hasta llegar a las zonas rurales del territorio en las que se encontraban los campesinos, que al final, serían los más perjudicados y los encargados de derramar su sangre por causa de un enfrentamiento absurdo entre corrientes políticas. Se habla de que en los tiempos de la “Violencia” se contaban los muertos por miles y que la cifra mortal en tantos años de lucha pudo estar por encima de 300 mil víctimas.

Durante el tiempo siguiente, la tensión y la violencia fueron cada vez más persistentes. Los miembros liberales del gobierno cesaron en sus cargos después de que se promulgara un decreto gubernamental prohibiendo manifestaciones y marchas, y el Partido Liberal retiró a su candidato de las elecciones presidenciales de 1949, culpando al gobierno de violar la ley electoral. Como resultado de esta situación, el candidato conservador Laureano Gómez ganó las elecciones de noviembre sin enfrentarse a ninguna oposición. La toma de poder se llevó a cabo en agosto de 1950.

Entre la elección de Laureano Gómez y su toma de poder, la lucha política había entrado en una nueva fase. Varios grupos guerrilleros, entre los que destacaban las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC, comunista) actuaban en numerosas áreas rurales y urbanas del país. En respuesta, el gobierno declaró el estado de sitio y suspendió las sesiones del Congreso en 1950. Poco después de la toma de poder de Gómez, una convención del Partido Liberal declaró al gobierno ilegal, acusándolo de suprimir la libertad de expresión, de prensa y de reunión, y prometió continuar con el boicoteo de las elecciones.

En febrero de 1953 el Partido Conservador propuso una nueva Constitución cuyas consideraciones habrían impuesto en Colombia un régimen totalitario al estilo del de España bajo el mando de Francisco Franco. Los liberales y los conservadores moderados se opusieron severamente a este proyecto constitucional, y en junio de 1953, cuando una junta militar derrocó al gobierno de Gómez, ambas facciones dieron su aprobación al golpe de Estado. Se nombró al general Gustavo Rojas Pinilla como presidente provisional, con el apoyo de una Asamblea Nacional Constituyente.

A dicha del general sólo duró hasta 1957, año en el que se presentaron numerosas manifestaciones en contra de las políticas que estaba implementando su gobierno, estas inconformidades se estaban generando principalmente desde los sectores de empresarios, partidos políticos y estudiantes. Finalmente el período de Rojas Pinilla terminó para dar paso a la nueva gran etapa de la historia política del país.
Para esto se reunieron Laureano Gómez, jefe del partido conservador, y Alberto Lleras Camargo, jefe del liberal, y convinieron un acuerdo que permitiera garantizar la estabilidad de los partidos, sin temor a no acceder a cargos públicos o a ser derrocados por un golpe de Estado.
Así se crea el pacto llamado "Frente Nacional", fenómeno único en el mundo, creado para que durara veinte años, pero que en realidad duró 16 años (1958-1974), y que fue concebido como un pacto de no agresión entre los partidos, además de asegurar la repartición igualitaria en los puestos del Estado. El principio firmado por los dos dirigentes de los partidos tenía como premisa: "Sentar las bases para una política conjunta de los partidos, encaminada a terminar con la dictadura y devolver al país al pleno imperio de las instituciones", además se buscaba recuperar la conducción de la sociedad civil.[1]
Este contó con el apoyo masivo de la población que el 1º de diciembre de 1957 aprobó en un plebiscito la implementación de esta “solución a los problemas de inestabilidad que vivía Colombia”, pero muy pronto se darían sabrían que este no era más que un proyecto de exclusión en el que el poder sería asumido por las dos únicas fuentes políticas del país, rojos y azules.

El balance del Frente Nacional hubiera sido, probablemente, muy positivo si hubiese sido desmontado en las fechas previstas. Pero las cúpulas bipartidistas decidieron en mala hora, a fines de los años 60, prolongar el pacto burocrático mediante un parágrafo en el artículo 120 de la Constitución Nacional, el cual exigía darle una participación adecuada y equitativa al segundo partido en votos tras cada elección. Fue un desastre. Lo bueno del Frente Nacional (en particular, la superación de los "odios heredados" y la recuperación de las instituciones civiles) ya se había alcanzado. Con este parágrafo nefasto se prolongó, por el contrario, todo lo negativo que arrastraba el Frente Nacional: la burocratización clientelista de los partidos tradicionales, el debilitamiento de la competencia interpartidista y, sobre todo, el sentimiento de exclusión de la oposición política.[2]

El Frente Nacional fue definitivamente el afianzador de muchas de las malas costumbres y de la falta de un verdadero ejercicio democrático en nuestro país. Luego del fin del período de la violencia, sólo vino período del acabose, en el que los grupos al margen de la ley incrementaban su resentimiento por sentirse totalmente excluidos de un sistema que sólo funciona para los grandes líderes políticos y para los hijos, nietos, sobrinos y demás parientes de los expresidentes.

Fue esa una época en la que Colombia cayó en un estado casi de hipnotismo, los medios de comunicación estaban claramente sesgados y se limitaban única y exclusivamente a defender el gobierno de turno, los escasos medios independientes eran perseguidos, censurados y conducidos al cierre.
Este Frente hizo tambalear política real del país, inclusive a la democracia, ya que por su sistema no permite la existencia de una oposición real, como ya lo había expuesto antes, logrando así que la vida política en un juego de intereses en el que no había espacio para la discusión de temas que realmente interesaran a la sociedad, y mucho menos, si eran intereses que convenían más al matrimonio entre partidos.
El Frente Nacional se convirtió además en una contradicción frente a la democracia de nuestro país, ya que "castró" la posibilidad de elegir un representante con el que los ciudadanos lograran identificar sus intereses; son precisamente los partidos políticos los que legitiman una democracia real por la efectividad de los ideales en los que está cimentado para lograr hacerle una oposición leal a los políticos de turno.
Desde allí se comenzó a cocinar el desgano y la desilusión de los colombianos por participar en política, y es claro que esto se trasmite de generación en generación. El Frente Nacional no ha terminado, ha mutado y se ha perfeccionado para seguir manteniendo al margen del poder a aquellos que tengan la osadía de intentar llegar a él. Esto es muchísimo más evidente en la juventud nacional, la cual a desarrollado una apatía por todo lo que tenga que ver con político, eso les huele mal, no confían y es muy difícil que esa confianza se vuelva a recuperar. Los jóvenes que deciden participar en ella, se contaminan y toman los mismos vicios que durante siglos han impedido un verdadero desarrollo del país, con esto se asegura la existencia y permanencia de la clase dirigente que sólo busca el beneficio personal.Ha sido la historia de Colombia una seguidla de errores y desaciertos, el rumbo aún no está claro y por eso somos presa fácil de los grandes dominadores del poder mundial. Y lo seguiremos siendo por mucho tiempo. La época de a violencia que empezó en 1948 todavía no termina, ya veremos que pasa mañana.
[1] PIZARRO, Eduardo, “Comienza el Frente Nacional: Paz de partidos”, artículo publicado en: http://www.colombialink.com/01_INDEX/index_historia/07_otros_hechos_historicos/0280_frente_nacional.html. Última revisión: Junio 3 de 2006
[2] Idem