miércoles, diciembre 12, 2007

Descubriendo América



Por: Miguel Montes Camacho

Cuenta la historia, que hace más de 500 años Cristóbal Colón descubrió tierras americanas, pero para un grupo de 4 argentinos la exploración y el asombro por este mágico territorio apenas comienza.

Gervasio Cabrera, Rodrigo Atanes, Ángel Tesone y Raúl Álvarez, salieron hace 4 meses de la provincia argentina de Gualeguaychú, con el firme objetivo de recorrer el continente y vivir una experiencia inigualable.

La idea de esta travesía, para muchos descabellada, surgió de la promesa que Gervasio hizo a su padre, quien falleció el año pasado, en la cual se comprometía a hacer realidad la fantasía que por años habían planeado juntos.

Fue de esta manera como se reunió con tres amigos del barrio, que decidieron dejar atrás sus empleos, familiares, novias y todas aquellas comodidades que les ofrecía la vida en su país. “Fue difícil desligarse de todas las ataduras sociales y arriesgarnos a viajar pero no nos
arrepentimos”, afirma Gervasio.

A bordo de un Ford Falcon modelo 71, estos cuatro peregrinos partieron en una aventura que los ha llevado a recorrer Uruguay, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y ahora Colombia.

El sueño de miles se materializa en la osadía de estos gauchos, que pese a ser profesionales del derecho y la economía, prefirieron dar rienda suelta a su pasión y liberar su adrenalina.

Hoy, cuando ya han dejado su huella en varias ciudades colombianas, están de paso por Cartagena, disfrutando de sus playas y su gente, pero sobre todo, planeando su paso a Panamá, el destino próximo a conquistar en medio de su travesía.

Con escasos recursos económicos, sin comida y sin saber dónde van a dormir, transcurren los días de los descubridores, quienes confiesan que “hemos pasado hasta cinco días sin bañarnos y aguantado hambre, pero se trata de aprender a valorar lo prescindible y olvidarse de las banalidades”.

Ipiales, Pasto, Medellín, Bogotá y ahora La Heroica, son los destinos colombianos que han sido testigos de su paso, es así como con una alegría que sorprende, Rodrigo Atanes expresa que “Colombia no es como se ve en las noticias, no todo es violencia porque su gente es muy buena
y solidaria. Hasta el momento todo ha sido genial para nosotros”.

Conocer las ruinas de Machu Pichu, caminar por las calles coloniales de Cuzco (Perú) y conocer la hospitalidad cafetera en Bogotá, son algunas de las experiencias que atesoran en su mente estos guerreros del camino.

“Las experiencias han sido inolvidables y por eso el reto ha valido la pena. Estuvimos en el partido Colombia – Argentina, en el concierto de Soda Stereo y todo gratis; eso demuestra que solo hay que proponerse las cosas para cumplirlas”, indica Atanes.

En Cartagena tiene planeado quedarse hasta finales del mes de enero, mientras tanto trabajan cantando en bares y sitios públicos, además de vender camisetas estampadas con motivos del viaje, para recaudar el dinero suficiente para subsistir y cargar el combustible de su auto.

Centroamérica, México y Cuba, están dentro del itinerario de los argentinos, que ya parecen haberle perdido el miedo a las vicisitudes del camino, porque para ellos basta un poco de creatividad y mucho corazón para superarlas.

martes, diciembre 11, 2007

En desacuerdo con el "Acuerdo"


Por: Miguel Montes Camacho

Para nadie es un secreto que Colombia es un país de contrastes, en el que sólo hay ricos y pobres, nada de términos medios.

Por eso es increíble ver cómo se categoriza a los ciudadanos; están los de primera, los segunda, los de quinta y hasta los de décima.

Basta con analizar el nefasto pero famoso proyecto de “Acuerdo Humanitario”, que no es otra cosa que un insulto a la dignidad humana, en el que se truequean personas y se mercadea con ellos al mejor estilo del colectivismo primitivo.
Resulta descarado pensar en que Ingrid Betancourt, sea el símbolo del secuestro en Colombia y que sea ella la primera en la lista de espera para el intercambio de retenidos entre gobierno y FARC.

Todos y cada uno de los desdichados que hoy se pudren en las selvas de este país valen por sí mismos, por el simple hecho de ser humanos y no por sus apellidos, sus ex – empleos y mucho menos por su doble nacionalidad.

Sinceramente siento el dolor por el que pasa la familia de Ingrid y de todos aquellos Generales de siete soles que hoy están en cautiverio, pero de igual manera lamento profundamente el llanto de todas aquellas familias anónimas que desde hace 5 o 10 años no pueden tener a su lado a los policías, comerciantes, campesinos y demás compatriotas.

No es justo que nos sigamos prestando para el juego mediático que nos invita a clamar por los retenidos de primera clase, si vamos a movilizarnos que sea por todos y por igual, aunque sea muy poco lo que con marchas y pancartas podamos solucionar.

Faltan más que palabras y comerciales para rescatar la dignidad de esta nación que mientras tanto sigue desangrándose y ahogándose en su mar de lágrimas.