sábado, marzo 01, 2008

MARCHÉ ANTES Y TAMBIÉN AHORA


Miguel Montes C.

“Ríos de gente clamando paz”, “Una mancha blanca se tomó las ciudades colombianas”, “Colombia dijo no más”.

Esos fueron algunos de los titulares, frases y reiterativos mensajes que llegaron a los hogares colombianos durante la jornada de protesta contra las FARC, que se cumplió el pasado 4 de febrero.

Kilómetros de calles atestados de gente fue la impresión que capté aquel día, en el que sentí de cerca la tristeza de unos, el clamor profundo de otros y el afán por hacer lo que el resto hace en la mayoría.

El poder de convocatoria de los medios de comunicación quedó de manifiesto en la histórica caminata nacional, mientras que el comercio del dolor siguió apareciendo en escena.

En febrero marcharon millones de personas en las ciudades más importantes de Colombia y el mundo; todo gracias a la venia de los altos dignatarios del gobierno y desde luego con el visto bueno de Uribe, quien orgulloso encabezó la marcha en Valledupar.

La conclusión según los organizadores: “Las FARC quedaron deslegitimadas y sintieron que el pueblo no está con ellos”.

Maravilloso, magnífico. ¿Y ahora qué?.

En el país de los reinados y las manifestaciones, llega una más. El próximo 6 de marzo se estará efectuando la Movilización Mundial Contra el Paramilitarismo, en el que también se gestará un Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado.

Si es cierto que somos gente paz, la lógica indica que este mes también debemos volcarnos masivamente a las calles y repudiar con toda vehemencia una más de las formas de violencia que nos afectan a nuestro país.

Hoy me pregunto ¿Dónde está la difusión mediática de esta incitativa?, ¿por qué mucha gente aún no se entera de esta marcha?, ¿por qué la conciencia de los colombianos sigue teniendo partido político? ¿es que acaso la barbarie paramilitar no merece rechazo?.

Son interrogantes que me asaltan y a la vez corroboran mi pensamiento: la del 4 de febrero fue una movilización a favor de la lucha que Uribe libra con las FARC.

Directa o inconscientemente, miles de colombianos inundaron las avenidas pensando en apoyar a la titánica batalla de nuestro mesiánico primer mandatario.

Desde la Casa de Nariño ya se ha anunciado que no se unirán a la manifestación, por una simple y sencilla razón, no pueden apoyar a unas personas que pretenden homenajear el nombre de todos aquellos que han caído como víctimas del Estado.

El Estado sí tiene la culpa; tú y yo también, para qué negarlo.

Marché antes y ahora también lo haré, porque no me puedo prestar al juego de la doble moral y porque el daño causado a millones de mis hermanos colombianos es reprochable sin importar que bando fue el victimario.

El 6 de marzo nos veremos cara a cara y sentaremos nuestra voz de repulsión en contra de TODA FORMA DE VIOLENCIA.

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