lunes, abril 03, 2006

CONVIVENCIA: CLAVE DE ÉXITO


Se podría decir que el ser humano es el resultado del conjunto de relaciones sociales concretas que se han mantenido a lo largo de todos los tiempos. La manera en la que interactuemos y establezcamos vínculos con las personas y la forma en que éstas se relacionen con nosotros, determina en gran medida nuestro modo de ser, pensar y hacer e influye de igual modo en la formación de nuestra personalidad.

No podemos pensar en un ser humano habitante de una isla desierta creada por sus miedos y conflictos que le impiden integrarse a la vida en comunidad, por el contrario nos debemos visualizar como personas integrantes de una sociedad que nos llama e invita a colaborar y a trabajar en conjunto por la consecución de un mundo mejor en el que la razón y la conciencia jueguen un papel fundamental en los procesos de desarrollo social.

El aprendizaje de una convivencia afectuosa, amable y respetuosa es esencial para alcanzar una vida más tranquila, plena y feliz . Partiendo de esta base se pueden plantear unas características básicas que propias de una persona capaz de establecer una relación de convivencia adecuada:

- Es capaz de integrar lo mío con lo tuyo en la síntesis concordante del nosotros.

- Tiene una actitud afectiva positiva hacia los demás.

- Desempeña roles que la sociedad establece.

- Tiende a cooperar y trabajar en colaboración con los demás.

- Tiene una motivación social de interés por los demás.[1]

Estos elementos propios de las personas capaces de vivir en cooperación con el mundo que la rodea se configuran sólo en una parte del desarrollo del ser humano como agente de cambio social; es importante analizar que más allá de cumplir con unas reglas determinadas debemos también ser conscientes de que nuestra actitud en la vida siempre debe ser de disposición hacia el mejoramiento de las relaciones con uno mismo y con los demás, no basta únicamente con asumir una posición en la que me limito a comportarme de determinada manera porque creo que así no le estoy haciendo daño a nadie, por ejemplo si no robo, soy honesto, si no mato, soy pacífico; no se trata simplemente de eso, todo va mucho más allá ya que la esencia de una convivencia armónica nace en los detalles más triviales, un saludo amable, la utilización de un lenguaje adecuado, el saber escuchar, el no arrojar basuras entre otros pequeños detalles develan la manera de ver e interactuar con el mundo que puede tener determinada persona.

La convivencia nos es infundida desde nuestros primeros años en el seno del hogar y a lo largo de nuestras vidas se va afianzando como un valor fundamental que facilita la comunicación y la resolución de conflictos al interior de un familia; de igual manera ocurre al momento en que no enfrentamos al mundo, se nos enseña a tolerar al otro y a manejar relaciones interpersonales con base en el respeto; esto es por lo menos lo que debería ser, pero es preciso que reflexionemos acerca de cómo se dan estos procesos de socialización en la actualidad, en la que la crisis de valores es evidente y en la que vemos con mucha frecuencia violación de todo tipo de derechos que de una u otra forma desvirtúan esos valores aprendidos desde el comienzo de nuestra vida como integrantes de una amplio y complejo entramado social.

La sociedad exige un comportamiento digno en todas los que participan de ella, pero cada persona desde una perspectiva particular se convierte en un promotor de valores, por la manera en que vive y dirige sus actuaciones.

Así pues, debemos empezar por reflexionar de manera detenida y muy seria todo lo que se refiere a nuestra persona: hábitos, actitudes, modales y la forma en la que nos relacionamos con las demás personas, distinguiendo con claridad las actitudes positivas y negativas que tenemos. Es claro para poder alcanzar unos mínimos principios de convivencia, tenemos que empezar por practicar los valores individualmente y luego tratar de promoverlos en la sociedad como una opción posible y viable que nos pueda conducir hacia un espacio en el que todos podamos expresar y vivir libremente, pero siempre teniendo presente que como individuo tengo unos límites que debo respetar si quiero logra también la plenitud en la vida social.

“Tener en cuenta esa trascendencia del yo al nosotros, no significa vivir conformistamente o disolver y anular la propia individualidad en el seno del mundo social, sino todo lo contrario; Significa el florecimiento y la autorrealización plena del individuo a través de la sociedad y la convivencia. Implica también el enriquecimiento y acrecentamiento de lo social por el aporte del yo, por eso se ha propuesto por varios psicólogos una concepción radical y unificadora de las motivaciones, considerando que todas las motivaciones humanas surgen o brotan de una tendencia original del ser humano al crecimiento, mejoramiento y trascendencia que se proyecta y expande en lo social”[2]

Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto podemos concluir que la convivencia es una fórmula básica que nos permitirá el desarrollo y la superación de múltiples problemáticas sociales, el meollo del asunto está en la educación tanto desde la familia como desde los colegios, universidades y demás entes que hagan parte de la formación educativa en la sociedad; el reto que tenemos por delante es el de poder construir un mundo que tenga como fundamentos el respeto por la diferencia y la tolerancia ante las distintas formas de pensamiento. Es importante que el cambio en este aspecto se de desde cada uno de os individuos que conforman la sociedad, nunca es tarde para empezar a construir el camino hacia un mundo mejor en el que de veras nos podamos ver realizados plenamente no sólo en el ámbito individual sino en el colectivo; de qué vale que conquistemos el mundo entero si no tenemos con quien compartirlo?


[1] “Aprendamos a convivir”. Artículo publicado en: http://html.rincondelvago.com/convivencia.html

Última consulta: Septiembre 22 de 2005

[2] Aspectos que ayudan a mejorar la convivencia”. Artículo publicado en: http://www.expage.com/page/buenaconvivencia. Última consulta 22 de septiembre de 2005.

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