domingo, abril 09, 2006

ÉTICA Y PERIODISMO: UNA MEZCLA PERFECTA

Por: Miguel Ernesto Montes Camacho

Desde siempre el ejercicio periodístico ha estado ligado a unos códigos éticos que de alguna manera demarcan los límites que deben ser respetados por los profesionales de la comunicación en su búsqueda de la verdad. Es contradictorio pensar que una persona se valga de todo tipo engaños y mentiras para llegar a establecer claridad sobre un hecho determinado, lo que se busca es que el periodista obtenga información, fotografías, ilustraciones y demás pruebas que validen una investigación solo por medios correctos, ya que, de esta manera sus trabajos si tendrían un verdadero y efectivo impacto social. El periodismo encubierto se convierte entonces en una opción que rompe con los principios del buen periodismo porque emplea como herramienta para la obtención de información mecanismos como el engaño que no hablan muy bien de aquellas personas que emplean estas prácticas para el desempeño de su trabajo.

El periodismo encierra dentro de sí una gran libertad, pero también una responsabilidad que obliga a toda persona que decida dedicarse a él un compromiso con la verdad, como bien lo afirma María Teresa Herrán: “El periodismo se refiere a la búsqueda de la verdad, donde más allá de la verdad, lo importante es la búsqueda. Es a través de ella que el hombre se hace libre”; por tal razón podemos decir que las informaciones que obtenemos son más o menos legítimas si tenemos en cuenta la forma por la cual pudimos tener acceso a ellas.

Los esfuerzos de un buen periodista siempre deben estar concentrados en la posibilidad de que cada día podamos ejercer la profesión con más dignidad y mejor calidad, debemos ser concientes de nuestra gran responsabilidad con una sociedad ávida de cambios y transformaciones profundas. Es cierto que hay que brindar al público espectador informaciones nuevas, interesantes y con sentido social, así mismo esas informaciones deben estar soportadas por la actitud de un periodista que no se convence con nada, que no se vende y que ante todo sabe que su labor jamás termina y que su trabajo puede ser cada vez mejor. “El día que un periodista sienta que su investigación finalizó, el día que un periodista vea su artículo publicado y crea que no hay más nada que mejorar, que su trabajo terminó, ese día es un periodista muerto. Hay que tener claro que la dinámica del periodista está marcada por la utopía, la ética es utópica porque nos propone metas que nos desbordan, y su fuerza es pensar que lo que se está haciendo está bien hecho pero podría ser mejor. Así, el trabajo del periodista nunca termina”[1]

Partiendo de lo anterior vemos claramente que la ética va de la mano con las tradiciones del periodismo honesto y puesto al servicio de los demás, es cierto que vivimos en un complejo sistema social en el que la corrupción se respira en el ambiente y en el que parece que la mejor opción para todo es tomar el camino fácil, pero quién dijo que las cosas realmente valiosas se consiguen cómodamente, la búsqueda de información veraz por parte de los periodistas representa un doble desafío, ya que, éstas deben ser investigadas mediante los mecanismos legítimos y reconocidos por todos como correctos; tal vez es el camino más largo y complicado pero también es la mejor manera para demostrar a todo un público que nuestra profesión está por encima de cualquier vicio y que por algo somos reconocidos en la Constitución Política de Colombia como responsables socialmente de tal manera que con cada una de nuestras actuaciones debemos confirmar esa descripción y ser consecuentes con ella.

El periodismo encubierto desde mi punto de vista es un camino por el que miles de periodistas en el mundo han optado, quizá con las mejores intenciones, pero lo cierto es que existen muchas opciones que nos permiten ejercer un buen periodismo sin tener que llegar a negar nuestra propia identidad como periodistas y si algo debemos tener claro los que apenas empezamos en esta profesión es que hay múltiples maneras de conseguir lo que queremos, lo que realmente hay que poner en la balanza son nuestros principios y pensar en que lo que hacemos cada día será conocido por muchas personas y que si hay una forma de educar a ese público es con el ejemplo.

No somos jueces, ni estamos para hacer justicia, lo que verdaderamente hacemos es confrontar, explicar y contrastar los retazos de verdad que a diario se tejen alrededor de un hecho y presentarlos a un público que sacará sus propias conclusiones y se encargará de elegir según lo que su criterio le indique con qué retazo de esa verdad se identifica.



[1] Javier Darío Restrepo “El periodismo hoy” Artículo publicado en: www.patriaboba.com. Última consulta: Octubre 30 de 2005

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