domingo, abril 09, 2006

ÉTICA Y PERIODISMO: UNA MEZCLA PERFECTA

Por: Miguel Ernesto Montes Camacho

Desde siempre el ejercicio periodístico ha estado ligado a unos códigos éticos que de alguna manera demarcan los límites que deben ser respetados por los profesionales de la comunicación en su búsqueda de la verdad. Es contradictorio pensar que una persona se valga de todo tipo engaños y mentiras para llegar a establecer claridad sobre un hecho determinado, lo que se busca es que el periodista obtenga información, fotografías, ilustraciones y demás pruebas que validen una investigación solo por medios correctos, ya que, de esta manera sus trabajos si tendrían un verdadero y efectivo impacto social. El periodismo encubierto se convierte entonces en una opción que rompe con los principios del buen periodismo porque emplea como herramienta para la obtención de información mecanismos como el engaño que no hablan muy bien de aquellas personas que emplean estas prácticas para el desempeño de su trabajo.

El periodismo encierra dentro de sí una gran libertad, pero también una responsabilidad que obliga a toda persona que decida dedicarse a él un compromiso con la verdad, como bien lo afirma María Teresa Herrán: “El periodismo se refiere a la búsqueda de la verdad, donde más allá de la verdad, lo importante es la búsqueda. Es a través de ella que el hombre se hace libre”; por tal razón podemos decir que las informaciones que obtenemos son más o menos legítimas si tenemos en cuenta la forma por la cual pudimos tener acceso a ellas.

Los esfuerzos de un buen periodista siempre deben estar concentrados en la posibilidad de que cada día podamos ejercer la profesión con más dignidad y mejor calidad, debemos ser concientes de nuestra gran responsabilidad con una sociedad ávida de cambios y transformaciones profundas. Es cierto que hay que brindar al público espectador informaciones nuevas, interesantes y con sentido social, así mismo esas informaciones deben estar soportadas por la actitud de un periodista que no se convence con nada, que no se vende y que ante todo sabe que su labor jamás termina y que su trabajo puede ser cada vez mejor. “El día que un periodista sienta que su investigación finalizó, el día que un periodista vea su artículo publicado y crea que no hay más nada que mejorar, que su trabajo terminó, ese día es un periodista muerto. Hay que tener claro que la dinámica del periodista está marcada por la utopía, la ética es utópica porque nos propone metas que nos desbordan, y su fuerza es pensar que lo que se está haciendo está bien hecho pero podría ser mejor. Así, el trabajo del periodista nunca termina”[1]

Partiendo de lo anterior vemos claramente que la ética va de la mano con las tradiciones del periodismo honesto y puesto al servicio de los demás, es cierto que vivimos en un complejo sistema social en el que la corrupción se respira en el ambiente y en el que parece que la mejor opción para todo es tomar el camino fácil, pero quién dijo que las cosas realmente valiosas se consiguen cómodamente, la búsqueda de información veraz por parte de los periodistas representa un doble desafío, ya que, éstas deben ser investigadas mediante los mecanismos legítimos y reconocidos por todos como correctos; tal vez es el camino más largo y complicado pero también es la mejor manera para demostrar a todo un público que nuestra profesión está por encima de cualquier vicio y que por algo somos reconocidos en la Constitución Política de Colombia como responsables socialmente de tal manera que con cada una de nuestras actuaciones debemos confirmar esa descripción y ser consecuentes con ella.

El periodismo encubierto desde mi punto de vista es un camino por el que miles de periodistas en el mundo han optado, quizá con las mejores intenciones, pero lo cierto es que existen muchas opciones que nos permiten ejercer un buen periodismo sin tener que llegar a negar nuestra propia identidad como periodistas y si algo debemos tener claro los que apenas empezamos en esta profesión es que hay múltiples maneras de conseguir lo que queremos, lo que realmente hay que poner en la balanza son nuestros principios y pensar en que lo que hacemos cada día será conocido por muchas personas y que si hay una forma de educar a ese público es con el ejemplo.

No somos jueces, ni estamos para hacer justicia, lo que verdaderamente hacemos es confrontar, explicar y contrastar los retazos de verdad que a diario se tejen alrededor de un hecho y presentarlos a un público que sacará sus propias conclusiones y se encargará de elegir según lo que su criterio le indique con qué retazo de esa verdad se identifica.



[1] Javier Darío Restrepo “El periodismo hoy” Artículo publicado en: www.patriaboba.com. Última consulta: Octubre 30 de 2005

viernes, abril 07, 2006

VIOLENCIA: CÁNCER DE COLOMBIA


Por: Miguel Montes Camacho

Vivimos en una sociedad en la que la vida ha perdido su verdadero valor y en la que constantemente recurrimos a la violencia como un mecanismo para resolver conflictos de la manera más primitiva e incivilizada que puede existir. Hemos crecido viendo como a diario se presentan masacres, crímenes atroces e historias dolorosas que los medios de comunicación nos muestran y que nos hemos acostumbrado a recibir como nuestro pan de cada día. Son más de 50 años de angustia y violencia desmedida que al parecer no nos han enseñado que con matarnos unos con otros no hemos ganado absolutamente nada, es hora de que nos quitemos la venda de los ojos y que nos demos cuenta de que la mejor salida a la crisis en la que está sumida nuestro país es asumir un cambio de actitud que nos permita mejorar nuestra vida y la de todos los que nos rodean.

Mucho es lo que se ha hablado acerca de los orígenes de la guerra en Colombia, pero será que nos preguntamos alguna vez qué hemos hecho por cambiar nuestra historia, será que realmente somos personas conscientes de la situación por la que atravesamos o mejor aún será que aportamos de alguna manera a la solución de los males que nos aquejan. “La culpa no es de nadie y es de todos, es de la clase política que por años a tratado a las personas comunes y corrientes como simples espectadores que supuestamente no entienden el problema, también de las mal llamadas fuerzas revolucionarias que enriquecidas por el negocio del narcotráfico quieren en su inmensa y miope necedad, enfrascar a la sociedad colombiana en una lucha estéril y sin futuro, pero sobre todo y con el debido respeto; de todos y cada uno de lo 40 millones de colombianos que indiferentes asistimos a nuestra propia destrucción”[1]

La historia de nuestra pueblo ha estado marcada por la sombra de la muerte y la violencia lo que nos lleva muchas veces a pensar en que nunca ha reinado la paz en nuestras tierras, pero se trata de que volvamos a esos tiempos en los que una ciudad de nuestro país era considerada la “Atenas de Suramérica” eran buenos tiempos en los que era posible salir a las calles sin temores ni miedos, ahora pasamos por una crisis que nos mantiene en una situación de tensión constante que no nos deja vivir en paz. Pero no hay que ser tan pesimistas, siempre tiene que brillar una luz de esperanza que nos indique el camino a seguir, podemos quedarnos toda la vida echándole la culpa a la clase dirigente o a los grupos al margen de la ley pero con eso no hacemos nada, es necesario que comencemos a trabajar por una sociedad mejor, arrancar de ceros y reconstruir nuestras vidas para que con este esfuerzo las generaciones venideras no tengan que respirar este mismo aire de incertidumbre y desolación con el que nos hemos tenido que conformar nosotros.

Es muy fácil pensar que el problema que tenemos es tan grave y complejo que no lograríamos entenderlo ni con toda una vida, por eso resulta más sencillo pensar que encontrar salidas en este laberinto de violencia y pobreza es casi un imposible, es difícil y nadie lo niega pero se puede lograr dando un vuelco a nuestra manera de ver y analizar el conflicto, sólo basta con pensar en los miles de secuestrados que hoy se encuentran en manos de los grupos alzados en armas o en los miles de desplazados que han tenido que abandonar sus tierras a causa de esta guerra absurda para darnos cuenta que hay que hacer algo por mejorar la situación social, política y económica de Colombia.

Necesitamos soluciones de fondo y nuestro error ha estado quizá en buscar siempre el meollo del problema en los grupos guerrilleros, es tiempo de que empecemos a escudriñar entre nuestros escombros y que experimentemos otras alternativas que nos permitan atacar las raíces de todas las desgracias que produce la violencia. Los cambios se tienen que dar desde la educación, debemos empezar a formar a la nueva raza de colombianos, una nueva estirpe capaz de afrontar sus peores miedos y sobretodo capaces de combatir sus males con mecanismos efectivos, debemos pensar y soñar con un país en el que su gente se destaque como luchadores y convencidos de que es posible defender los principios de igualdad y libertad entre los hombres en medio de un mundo que nos envuelve en su afán de desarrollo y que nos crea una cortina de humo que nos impide ver más allá de nuestras narices.

Es absolutamente necesario que para salir de este atolladero en el que nos encontramos aprendamos a ser personas más sensibles, que nos deshagamos de esa coraza de hierro que nos ha salido por vivir todos los días con el horror de la guerra, debemos tener claro que en cualquier momento podemos ser uno más de esos desplazados, secuestrados o que existe el riesgo de que tengamos un día que tomar las armas para defender nuestra propia vida; el problema se agudiza cada día, el tiempo pasa y nos hundimos más rápidamente en este mar de sangre y lágrimas que debemos parar cuanto antes si no queremos seguir convirtiendo a nuestro país en un inmenso cementerio.

Podemos decir que en este momento, la violencia en Colombia se ha circunscrito a dos fuerzas fundamentales: la guerrilla y las autodefensas. Las fuerzas armadas del gobierno son el factor de mayor debilidad dentro del conflicto debido a que el gobierno que representan no tiene legitimidad alguna y por ello mismo es débil y no puede determinar una salida a la crisis. Es así como la sociedad civil que es la que al final de cuentas lleva la peor parte dentro de esta lucha encarnizada por el poder, debe tomar riendas en el asunto y actuar como una fuerza de presión social que de alguna forma combata sin armas las malvadas fuerzas de aquellos que no nos quieren ver libres y en paz, puede sonar utópico pero la historia en el mundo entero ha demostrado que la fuerza y valentía de un pueblo puede ser más poderosa que cualquier forma de violencia y que podemos levantarnos y oponernos a la guerra empezando por ese cambio personal que todos y cada uno de los que habitan este país necesita para encontrar la luz al final del túnel.

¡Basta ya! estamos cansados de vivir en una tierra en la que la ley es la violencia, basta ya de teorizar y de analizar el conflicto colombiano, este es el momento de que comencemos a luchar como un gran ejercito en busca de la paz, sin disparar ni una sola bala y sin que se derrame una sola gota más de sangre, tenemos la fortuna de haber nacido en una país en el que gozamos de todas las maravillas que la naturaleza nos puede ofrecer, no lo ensuciemos más con tanta guerra y tanta violencia, podemos salir adelante y comenzar a construir un país mejor, todavía estamos a tiempo de dejar a las generaciones próximas una Colombia mejor en la que podamos salir a las calles sin miedo y en la que nos podamos sentir mucho más orgullosos de decir: “Soy colombiano”


[1] Juan Guillermos Ángel Trejos, “VIOLENCIA EN COLOMBIA, ¿SERÁ CUESTIÓN DE CULTURA?” Artículo.publicado.en:.http://www.ideasapiens.com/actualidad/politica/latinoamerica/mongf.%20colmb%20_cuestion%20de_cultura.htm

jueves, abril 06, 2006

DESPLAZAMIENTO FORZADO EN COLOMBIA, UNA VERDADERA CRISIS HUMANITARIA

Por: Miguel Ernesto Montes Camacho

El desplazamiento forzado de personas ha tenido en Colombia causas económicas, sociales y políticas, además ha sido una problemática que genera gran preocupación entre las autoridades y la población en general por tratarse de un fenómeno que involucra no solamente un inconveniente de orden público en el país, sino también una profunda crisis humanitaria que cada vez alcanza niveles más altos en los que personas de distintas partes del país tienen que enfrentarse en el momento menos pensado al abandono y desarraigo de de sus sitios de origen, junto con sus costumbres, tradiciones y todo lo que esto encierra.

Sin lugar a dudas, todos los colombianos han escuchado, debatido o tenido algún tipo de contacto con la temática, hemos visto en noticieros, periódicos y por distintos medios las cifras del desplazamiento en nuestro país, es doloroso ver las imágenes en las que miles de familias tienen que dejar sus tierras por causas que muchos de ellos no logran entender, la lucha por territorios y el afán expansionista de las fuerzas beligerantes en nuestro país han ocasionado una agudización del problema al punto que éste se le sale de las manos al Estado ya que no puede atender al creciente número de personas, en su mayoría provenientes del campo, y brindarles garantías para que puedan por lo menos por unos meses permanecer un lugar seguro.

Es por tal motivo que la opinión publica colombiana ha ido adquiriendo cada vez, más conciencia de la magnitud del problema social y político que se manifiesta con la migración forzada de la población. En el éxodo forzado se encuentra un drama humano de incalculables magnitudes y consecuencias. Abandonar forzadamente su ambiente, su historia y su tierra, constituye para las personas desplazadas emprender un viaje a la incertidumbre, en el que no se sabe cuando se vuelve si es que se vuelve.

Durante los últimos años hemos asistido a verdaderos casos de innumerables desplazamientos masivos en todo el país; en el período de 1985 a 1994 hubo un total de 650.000 desplazados. En los años recientes las cifras anuales han ido creciendo: 89.000 en 1995, 181.000 al año siguiente y 257.000 en 1997. La década de los noventa y en especial los años 1996 y 1997 es el período de mayor auge del problema, según las estadísticas reveladas por el Departamento administrativo nacional de estadística (DANE).

Vemos entonces que la problemática se hace más compleja con el paso de los años, y por esto tenemos razones para cuestionar las políticas del Estado con respecto a esta crisis que amenaza con convertirse en el detonante para el estallido de una verdadera Guerra Civil de grandes proporciones en las que todos y cada uno de los habitantes de esta nación se verían necesariamente afectados y tendrían que salir a las calles y a los campos a batirse como fieras por conservar sus vidas.

Para ser entendido en su totalidad el fenómeno de los desplazados debe ser analizado desde todas sus dimensiones, superando las miradas que lo reducen a un problema generado en el enfrentamiento entre los grupos armados. Si bien éstos son actores protagonistas del proceso, los orígenes y las causas del mismo sobrepasan lo militar y se ubican en los campos del conflicto social, económico y político, que explican el fenómeno en sus causas, no sólo en sus consecuencias.

“Es evidente que esta problemática no debe estudiarse exclusivamente desde las estadísticas del número de desplazados, como se presenta en los informes estatales y de las organizaciones no gubernamentales; más bien debe vincularse históricamente a la configuración social y a toda la problemática existente en los territorios y en la lucha por su control, por parte de los guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y las fuerzas militares del estado colombiano. Estas dinámicas explican las razones económicas, sociales y políticas, que tienen los diferentes actores del conflicto, en las distintas disputas regionales que existen por el control territorial en el país”[1]

El compromiso y la solidaridad no sólo de parte del Estado colombiano sino también de la población en general son el mejor mecanismo para encontrar una salida a este grave problema que aqueja al país en todos sus rincones. Es hora de que se diseñen políticas serias, contundentes y efectivas que conlleven a una solución que ataque las raíces del problema y que permita a las personas que han tenido que dejarlos todo para emprender una huída que no tiene brújula. Hay que ofrecer garantías que permitan a todas esas personas víctimas del desarraigo poder volver a sus tierras y sobretodo poder volver a creer en la vida y en las segundas oportunidades, el trabajo no termina con el regreso y reubicación de los desplazados, la misión sólo se completará cuando se haya brindado el acompañamiento necesario para esas personas que necesitan ayuda para volver a sus hogares y más que todo un apoyo moral y psicológico contribuya a la superación de todos los traumas y marcas que puede ocasionar el tener vivir una experiencia de ese tipo.

Es hora de que todos los actores de este absurdo conflicto tomen conciencia de la necesidad de sentarse a negociar, así mismo la sociedad civil debe estar dispuesta a acompañar estos procesos de diálogo en los que deben jugarse todas las cartas y de esta manera lograr avances verdaderamente significativos en materia de paz que permitan comenzar a construir una nueva Colombia en la que se puede vivir sin miedos ni temores y en la que se asegure un territorio más seguro y armonioso para las generaciones venideras.



[1] José Francisco Niño Pavajeau, “LAS MIGRACIONES FORZADAS DE POBLACIÓN, POR LA VIOLENCIA, EN COLOMBIA: UNA HISTORIA DE ÉXODOS, MIEDO, TERROR, Y POBREZA”. IBEROAMÉRICA ANTE LOS RETOS DEL SIGLO XXI.
Número extraordinario dedicado al I Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio). Universidad de Barcelona

miércoles, abril 05, 2006

ÉTICA Y PERIODISMO

Por: Miguel Montes Camacho

La ética a lo largo de la historia se ha constituido en la ciencia normativa encargada de establecer preceptos y valores universales que tienen como objetivo principal la regulación del comportamiento humano, dicho de otra manera la ética, no es mas que el intento racional de averiguar cómo vivir mejor, y su objeto es darnos las pautas dentro de nuestra libertad para así conseguirlo.

El ser humano buscando esa mejor calidad de vida, ciñe su actuar a una serie de normas que le indican el camino a seguir, dichas pautas son sólo eso, una guía que él está en libertad de cumplir o no. Estas normas se extienden también al campo de lo laboral o profesional y es ahí cuando hablamos de la deontología (ética profesional) que podría definirse como la ciencia normativa que estudia los deberes y los derechos profesionales de cada profesión y que nace por la necesidad que todo trabajador tiene de desarrollar una conciencia que defina la lealtad que le debe a su trabajo, profesión, empresa y compañeros de labor.

El periodismo no escapa de ese código ético que todo oficio debe tener, y es quizá el comunicador uno de los profesionales que más compromiso debe tener con la ética y con la rectitud a la hora de hablar y actuar. La actividad periodística debe estar siempre enfocada hacia la búsqueda incesante de la verdad, el ser periodista implica un gran compromiso con la sociedad que confía casi ciegamente en la información que recibe a través de los medios de comunicación.

Para aquellos que tienen en sus manos la gran responsabilidad de informar siempre en primer lugar, está la verdad; pero ¿qué es la verdad para el periodista? ¿puede el periodista ser objetivo frente a determinados hechos que tienen distintas lecturas?
Esto es posible pero se debe escribir con responsabilidad sobre los hechos y no sobre las personas, la verdad será siempre el mejor aliado del periodismo serio, responsable y con peso en la opinión pública

Los lectores premian a los periodistas que son responsables en sus opiniones, ellos valoran los escritos que se ciñen a la objetividad posible. Un comunicador que sabe lo que escribe, definitivamente tendrá siempre seguidores que cada día busquen sus notas para saber la verdad de los hechos. La esencia de la ética periodística, no sólo está en conocer la verdad para difundirla, sino también saber cómo decirla sin necesidad de manipular la información
Para nadie es un secreto que vivimos en un mundo en crisis, en el que la ética parece reducirse solamente al papel, está ahí entre nosotros pero cada vez es más ignorada, hoy día es muy común ver como los imperios modernos que proclaman valores como justicia, verdad, orden y libertad traspasan cualquier límite ético o moral para lograr intereses particulares, y lo peor es que nos envuelven en un artificio del que se nos hace casi imposible escapar.
En Colombia específicamente elegir el periodismo como profesión es un riesgo que cientos de valientes deciden correr a diario, todo porque están convencidos de que haciendo su trabajo de una manera correcta contribuyen en gran medida al desarrollo del país en todos los aspectos. No olvidemos que el periodismo es la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios, según cómo se use. La construcción de una nueva sociedad latinoamericana depende en gran parte del periodismo como institución rectora de la opinión pública
En nuestro país es frecuente ver como los medios de comunicación son de alguna manera señalados o perseguidos por el gobierno, todo porque los éstos tratan en lo posible de mostrar a la opinión pública las problemáticas y realidad social que vivimos a diario. Y es en este punto donde empieza el dilema de los profesionales de la comunicación quienes deben elegir entre informar al público los hechos u operar como extensión del gobierno o escuderos de los anunciantes y soportar el peso de la crítica.
Esta difícil decisión sólo la puede determinar el profesionalismo, las libertades editoriales y políticas internas del medio donde el informador trabaja. Desafortunadamente el periodista no vive en una burbuja que lo aísle de la realidad del país y que lo libre de pertenecer a una clase social, de tener un credo religioso, inclinarse por una ideología política o poseer una preferencia partidaria. El comunicador no tiene una vacuna que sencillamente lo libre de verse obligado a utilizar hábilmente las herramientas del discurso informativo como su única defensa; tampoco escapa de convertirse en cómplice de la venta de una agenda noticiosa en período electoral, para favorecer a un partido político, o de estar maniatado por una cuota publicitaria, y mucho menos podría estar libre de recibir prebendas de cualquier naturaleza, bautizadas de obsequios, incentivos o reconocimientos.
Notamos entonces que el ejercicio periodístico está sujeto a un sin número de situaciones y conflictos éticos de los que no siempre se sale bien librado, la honestidad, responsabilidad, veracidad, objetividad y demás valores que debe poseer y cultivar un comunicador en algún momento a lo largo de su carrera se pondrán a prueba y éste debe estar dispuesto a ratificar su lealtad frente al compromiso ético que tiene con la sociedad.
La otra cara de la moneda son precisamente las audiencias (lectores, televidentes, cibernautas) quienes son los directamente implicados en la recepción de las informaciones emitidas a través los mass media; éstas personas pueden o no aceptar los mensajes, y actualmente se está haciendo más evidente por parte de las perronas una actitud de prevención frente a lo que ven y escuchan, todo porque a diario los medios con el fin de lograr un beneficio económico cargan sus contenidos de publicidad, propaganda y todo tipo de interese diferentes a la simple emisión de la información. "El producto que los medios ofrecen a esos publicistas son sus lectores y ahí es donde aparece la raíz de la deshumanización y del irrespeto sistemático hacia el lector en los medios de comunicación. Los medios y periodistas, generan material débil o que no responde a las necesidades de sus audiencias, y a cambios les dan simple diversión. Con esto ha ocurrido algo más grave y es que el medio de comunicación los ha vendido a cambio de publicidad"
Surge de esta manera otro problema, y es la seriedad en los contenidos que los comunicadores incluyen en sus programas, hay que hacer productos periodísticos de calidad en los que la gente se vea reflejada y que responda realmente a las expectativas y necesidades que ellos buscan satisfacer a través de los medios masivos de comunicación. Caer en el juego de la publicidad es muy sencillo, pero el no hacerlo le da al comunicador una gran cuota de credibilidad que el público se encargará de reconocer.
El periodismo es un oficio complicado, en el que no sólo se ve involucrado el periodista como tal, sino que también se ven afectados aquellas que se informan a través de esos medios. El comunicador antes que todo es persona, y como tal tiene unos valores compartidos con esas audiencias, se trata entonces de ponerse en el lugar de ese público y de analizar si está o no cumpliendo de manera indicada con el trabajo que le corresponde.

LA ENSEÑAZA DE LOS VIEJOS


Por: Miguel Montes Camacho

Cuando somos jóvenes creemos ser dueños del mundo, nada parece poder detenernos y la vida con sus afanes nos lleva de un lado a otro sin ni siquiera darnos cuenta.

Mi historia comienza en momento en que ingreso a décimo grado de bachillerato, es en ese curso en el que a todos y cada uno de los alumnos se nos obliga a cumplir con un determinado número de horas de servicio a la comunidad, es un momento que nunca deseé que llegara y mucho menos imaginé que dejara en mí una experiencia inolvidable.

Después de toda una mañana de clases, en una de esas calurosas tardes de febrero en la que el sol calienta con todo sus fuerzas y en la que lo único que deseaba era llegar a mi casa, entraba la señora Leonor al salón en el que nos encontrábamos reunidos alrededor de cuarenta estudiantes, ella era la encargada de designar a todos y cada uno un sitio en el que prestaríamos nuestro servicio comunitario, uno a uno fuimos pasando los estudiantes y todos salían con caras de decepción ya que más veíamos esta labor más que un acto de solidaridad un duro castigo que sea como sea teníamos que asumir.

En el instante en que Doña Leonor me dijo que me había sido designado un asilo como lugar de trabajo, pensé inmediatamente en ancianos moribundos y aburridos, olores fétidos y quejidos, no podía creer que hubiese contado con tan mala fortuna; pero me resigné rápidamente y me dije a mí mismo entre más pronto comiences más rápido cumplirás tu condena.

Al siguiente día ya estaba en el asilo San Antonio cuando llegué todos los viejitos me miraban de pies a cabeza y yo me sentí un poco intimidado al ver tantas personas a las que ahora me tenía que enfrentar por un compromiso que de no muy buena gana había adquirido.
La directora del lugar lo primero me advirtió que tratar con estas personas iba a ser una experiencia muy enriquecedora para mi vida, pero que era muy importante la voluntad y la paciencia que de mi parte debía ser aportada, su charla introductoria cambió en cierta manera la actitud que yo traía al momento de llegar al asilo.

Tan pronto terminé de hablar con la directora me dirigí hacia uno de las habitaciones del lugar, habían muchísimas camas apenas y me podía mover, en una de las camas se encontraba una ancianita la Señora María, era una de las más viejitas del lugar, tanto que incluso los demás señores que estaban albergados en el asilo le decían abuela. Era una señora a la que se le notaban los años, su rostro cansado y su cabello blanco y alborotado, pero sus años vinieron cargados de mucha experiencia hablamos de todo un poco, de su familia de la mía de sus preocupaciones y lo que más me llamaba la atención era su afán por siempre dar un consejo, se veía realmente contenta y era fácil entender lo que sentía porque a esa edad y en lugar como ese es bastante complicado que una persona se sentara a conversar con ella, toda la tarde nos la pasamos conversando e incluso me demostró sus dotes de cantante al interpretar canciones que jamás había escuchado pero que sin duda le salían del alma.

Esa tarde me fui muy feliz para mi casa, ya no pensaba que era una tragedia ir unos días a la semana a visitar a los viejitos, cada día era una nueva historia, realmente me entretenía y me reía mucho, igual ellos podían sentirse importantes por un instante, podían sentir que alguien los escuchaba y los tenía en cuenta, y eso para mi era gratificante.

Con esa experiencia logré comprender la importancia de ayudar a aquellas personas que lo necesitan, en ocasiones somos egoístas y empleamos todo nuestro tiempo y energía sólo para satisfacer nuestras vanidades, pero nos olvidamos de esas personas que sólo necesitan que se les escuche y se que les haga sentir importantes. Tenemos mucho que aprender de nuestros viejos, esos que han ganado cada una de sus canas con miles de experiencias y diversos caminos recorridos por la vida, y de alguna manera también en ellos podemos encontrar un reflejo de lo que seremos más adelante, si tenemos larga vida tarde o temprano llegará el momento en que nuestra juventud solo vivirá en el recuerdo y en el que nuestro único presente serán los años en que cada día conduce hacia nuestro destino final.

lunes, abril 03, 2006

CONVIVENCIA: CLAVE DE ÉXITO


Se podría decir que el ser humano es el resultado del conjunto de relaciones sociales concretas que se han mantenido a lo largo de todos los tiempos. La manera en la que interactuemos y establezcamos vínculos con las personas y la forma en que éstas se relacionen con nosotros, determina en gran medida nuestro modo de ser, pensar y hacer e influye de igual modo en la formación de nuestra personalidad.

No podemos pensar en un ser humano habitante de una isla desierta creada por sus miedos y conflictos que le impiden integrarse a la vida en comunidad, por el contrario nos debemos visualizar como personas integrantes de una sociedad que nos llama e invita a colaborar y a trabajar en conjunto por la consecución de un mundo mejor en el que la razón y la conciencia jueguen un papel fundamental en los procesos de desarrollo social.

El aprendizaje de una convivencia afectuosa, amable y respetuosa es esencial para alcanzar una vida más tranquila, plena y feliz . Partiendo de esta base se pueden plantear unas características básicas que propias de una persona capaz de establecer una relación de convivencia adecuada:

- Es capaz de integrar lo mío con lo tuyo en la síntesis concordante del nosotros.

- Tiene una actitud afectiva positiva hacia los demás.

- Desempeña roles que la sociedad establece.

- Tiende a cooperar y trabajar en colaboración con los demás.

- Tiene una motivación social de interés por los demás.[1]

Estos elementos propios de las personas capaces de vivir en cooperación con el mundo que la rodea se configuran sólo en una parte del desarrollo del ser humano como agente de cambio social; es importante analizar que más allá de cumplir con unas reglas determinadas debemos también ser conscientes de que nuestra actitud en la vida siempre debe ser de disposición hacia el mejoramiento de las relaciones con uno mismo y con los demás, no basta únicamente con asumir una posición en la que me limito a comportarme de determinada manera porque creo que así no le estoy haciendo daño a nadie, por ejemplo si no robo, soy honesto, si no mato, soy pacífico; no se trata simplemente de eso, todo va mucho más allá ya que la esencia de una convivencia armónica nace en los detalles más triviales, un saludo amable, la utilización de un lenguaje adecuado, el saber escuchar, el no arrojar basuras entre otros pequeños detalles develan la manera de ver e interactuar con el mundo que puede tener determinada persona.

La convivencia nos es infundida desde nuestros primeros años en el seno del hogar y a lo largo de nuestras vidas se va afianzando como un valor fundamental que facilita la comunicación y la resolución de conflictos al interior de un familia; de igual manera ocurre al momento en que no enfrentamos al mundo, se nos enseña a tolerar al otro y a manejar relaciones interpersonales con base en el respeto; esto es por lo menos lo que debería ser, pero es preciso que reflexionemos acerca de cómo se dan estos procesos de socialización en la actualidad, en la que la crisis de valores es evidente y en la que vemos con mucha frecuencia violación de todo tipo de derechos que de una u otra forma desvirtúan esos valores aprendidos desde el comienzo de nuestra vida como integrantes de una amplio y complejo entramado social.

La sociedad exige un comportamiento digno en todas los que participan de ella, pero cada persona desde una perspectiva particular se convierte en un promotor de valores, por la manera en que vive y dirige sus actuaciones.

Así pues, debemos empezar por reflexionar de manera detenida y muy seria todo lo que se refiere a nuestra persona: hábitos, actitudes, modales y la forma en la que nos relacionamos con las demás personas, distinguiendo con claridad las actitudes positivas y negativas que tenemos. Es claro para poder alcanzar unos mínimos principios de convivencia, tenemos que empezar por practicar los valores individualmente y luego tratar de promoverlos en la sociedad como una opción posible y viable que nos pueda conducir hacia un espacio en el que todos podamos expresar y vivir libremente, pero siempre teniendo presente que como individuo tengo unos límites que debo respetar si quiero logra también la plenitud en la vida social.

“Tener en cuenta esa trascendencia del yo al nosotros, no significa vivir conformistamente o disolver y anular la propia individualidad en el seno del mundo social, sino todo lo contrario; Significa el florecimiento y la autorrealización plena del individuo a través de la sociedad y la convivencia. Implica también el enriquecimiento y acrecentamiento de lo social por el aporte del yo, por eso se ha propuesto por varios psicólogos una concepción radical y unificadora de las motivaciones, considerando que todas las motivaciones humanas surgen o brotan de una tendencia original del ser humano al crecimiento, mejoramiento y trascendencia que se proyecta y expande en lo social”[2]

Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto podemos concluir que la convivencia es una fórmula básica que nos permitirá el desarrollo y la superación de múltiples problemáticas sociales, el meollo del asunto está en la educación tanto desde la familia como desde los colegios, universidades y demás entes que hagan parte de la formación educativa en la sociedad; el reto que tenemos por delante es el de poder construir un mundo que tenga como fundamentos el respeto por la diferencia y la tolerancia ante las distintas formas de pensamiento. Es importante que el cambio en este aspecto se de desde cada uno de os individuos que conforman la sociedad, nunca es tarde para empezar a construir el camino hacia un mundo mejor en el que de veras nos podamos ver realizados plenamente no sólo en el ámbito individual sino en el colectivo; de qué vale que conquistemos el mundo entero si no tenemos con quien compartirlo?


[1] “Aprendamos a convivir”. Artículo publicado en: http://html.rincondelvago.com/convivencia.html

Última consulta: Septiembre 22 de 2005

[2] Aspectos que ayudan a mejorar la convivencia”. Artículo publicado en: http://www.expage.com/page/buenaconvivencia. Última consulta 22 de septiembre de 2005.